La Comisión Nacional de Pastoral de Ecología y Medio Ambiente de la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), junto a la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), organizaron el simposio “Iglesia y Minería”, celebrado el martes 14 de octubre en el Auditorio I de la PUCMM, en Santo Domingo, un espacio de diálogo y reflexión sobre los desafíos ambientales y sociales que enfrenta el país.
En sus palabras de apertura, monseñor Carlos Tomás Morel Diplán, obispo de La Vega y presidente de la comisión, recordó que “la tierra es un regalo invaluable y todos tenemos la responsabilidad de cuidarla y proteger nuestra casa común”. Subrayó que la crisis ambiental afecta de manera más dura a los más pobres, y que es necesario repensar los modelos de crecimiento económico desde la justicia, la sostenibilidad y el respeto por la vida. “Debemos avanzar hacia una ecología humana integral que incluya a todos, especialmente a quienes más sufren”, enfatizó.
El simposio contó con la conferencia magistral del diácono permanente Alirio Cáceres Aguirre, de la Arquidiócesis de Bogotá, Colombia, quien pertenece al Movimiento Laudato Si. Durante su presentación, Aguirre ofreció un análisis teológico y pastoral sobre los retos que plantean los proyectos extractivistas en el país, destacando la necesidad de equilibrar desarrollo, justicia social y cuidado del medio ambiente.
Como aporte concreto, propuso diez criterios de discernimiento para evaluar contratos mineros, centrados en el bien común, la sostenibilidad y la justicia climática. “La Iglesia quiere ser una voz profética que promueva el diálogo entre fe, ciencia y políticas públicas, buscando un modelo energético responsable y respetuoso del pueblo dominicano y de nuestra casa común”, afirmó.
El encuentro no solo permitió profundizar en la dimensión ética y social de la minería, sino que también brindó a los asistentes la oportunidad de sentir la urgencia de proteger la creación y de asumir un compromiso activo con el cuidado del planeta, en un momento histórico donde la acción local tiene impacto global.