Santo Domingo.—En una solemne Eucaristía celebrada en la Catedral Primada de América, monseñor Carlos Tomás Morel Diplán tomó posesión canónica como arzobispo coadjutor de la Arquidiócesis de Santo Domingo, con derecho de sucesión. La celebración contó con la presencia de los obispos de la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), sacerdotes, religiosos y fieles de distintas comunidades.
Durante la ceremonia, el arzobispo metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria Acosta, expresó su gratitud al Papa León XIV por haber concedido la designación de un coadjutor para la arquidiócesis. “Recibimos con alegría y gozo el nombramiento de monseñor Carlos Tomás Morel Diplán, como signo de unidad y sinodalidad. ¡Bienvenido a la Arquidiócesis de Santo Domingo!”, afirmó.
El padre Elton Michael Namori, secretario de la Nunciatura Apostólica, procedió a la lectura de la Bula Pontificia mediante la cual el Santo Padre León XIV nombra oficialmente a monseñor Morel Diplán como arzobispo coadjutor.
En sus palabras, monseñor Morel Diplán expresó su compromiso de servir al pueblo de Dios con espíritu evangélico y fraternidad. “Como pastor quiero centrar mi ministerio en tres acciones: servir con amor, escuchar con generosidad y acompañar como un hermano, misión que nuestro Señor Jesucristo priorizó en su vida terrenal”, manifestó.
De acuerdo con el Código de Derecho Canónico, el obispo coadjutor colabora estrechamente con el obispo diocesano en el gobierno pastoral de la diócesis y lo sustituye en caso de ausencia o impedimento. Una vez vacante la sede episcopal, el coadjutor asume de manera inmediata como obispo titular de la jurisdicción para la que fue designado.
Monseñor Carlos Tomás Morel Diplán inicia su misión en la Arquidiócesis de Santo Domingo con el firme propósito de acompañar fraternalmente a monseñor Francisco Ozoria Acosta en la conducción pastoral de la Iglesia capitalina. Con espíritu de comunión y servicio, el nuevo arzobispo coadjutor expresa su deseo de sostener y fortalecer la misión evangelizadora de la arquidiócesis, compartiendo con monseñor Ozoria la entrega al pueblo de Dios.
En este tiempo de gracia, la Iglesia en Santo Domingo se une en oración para que ambos pastores, guiados por el Espíritu Santo, sigan siendo signo de esperanza, unidad y amor pastoral para toda la comunidad.






