Bajo el manto de María: Mons. José Amable Durán Tineo alienta a vivir la fe con valentía

Durante la celebración de la Inmaculada Concepción, Monseñor animó a los fieles a vivir una fe comprometida, humilde y abierta a la acción de Dios.

by José Medrano
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La Vega. En un ambiente de profunda devoción, la Iglesia local celebró este 8 de diciembre la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, presidida por Mons. José Amable Durán Tineo, administrador apostólico de la diócesis, acompañado de sacerdotes, religiosas, autoridades civiles y militares, y una gran cantidad de fieles.

Durante su homilía, Mons. Durán Tineo afirmó que esta solemnidad es un “misterio luminoso y fuente de esperanza” para la diócesis y para el mundo, al recordar que María, preservada del pecado original desde su concepción, es signo de la humanidad reconciliada en el amor de Dios. A partir de las lecturas bíblicas del día, destacó el contraste entre la caída de Adán y Eva y la promesa de redención anunciada en el “protoevangelio”, que proclama la victoria definitiva de una mujer y su descendencia. “María es la nueva Eva”, expresó, “la mujer que con su ‘sí’ repara el ‘no’ de la desobediencia”.

El administrador apostólico subrayó también que la elección de María es un anuncio para todos: “Estamos llamados a la santidad. Dios nos ha elegido, pero también cuenta con nuestra cooperación”, recordando, con palabras de San Agustín, que “el que te creó sin ti no puede salvarte sin ti”.

Mons. Durán Tineo recordó la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción por el Papa Pío IX en 1854 y su confirmación a través de las apariciones de Lourdes, cuando la Virgen reveló a Bernardita: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.

En su mensaje pastoral, invitó a iluminar la realidad actual de La Vega desde este misterio, señalando los desafíos sociales, económicos y espirituales que vive la comunidad. Llamó a las familias a perseverar en la esperanza, a los jóvenes a resistir la tentación del dinero rápido y a todos a cultivar un corazón abierto a la gracia. Asimismo, exhortó a inspirarse en la humildad y el servicio de María: “El soberbio se hace servir, pero el humilde sirve”.

Pidió además que la solemnidad renueve el compromiso con la justicia, la paz y el cuidado del medio ambiente, temas especialmente apremiantes en la diócesis, y encomienda a María Inmaculada la protección de cada hogar y el surgimiento de nuevas vocaciones sacerdotales y religiosas.

La celebración concluyó con una ferviente oración para que, por la intercesión de la Virgen, la diócesis siga caminando unida, guiada por la fe y sostenida por la esperanza cristiana.

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