Santo Domingo, 28 de diciembre de 2025 – En el marco de la Fiesta de la Sagrada Familia, la Arquidiócesis de Santo Domingo celebró la Clausura del Año Jubilar 2025 con una solemne Eucaristía en la Catedral Primada de América, Nuestra Señora de la Encarnación.
La celebración fue presidida por Mons. Carlos Tomás Morel Diplán, Arzobispo Coadjutor de Santo Domingo, y concelebrada por Mons. Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo y Primado de América, junto a Mons. Ramón Benito Ángeles Fernández, Obispo auxiliar emérito, sacerdotes y diáconos. La liturgia contó con la participación de numerosos fieles, peregrinos, religiosos, religiosas y laicos provenientes de las distintas parroquias y zonas pastorales de la arquidiócesis, quienes se congregaron para dar gracias a Dios por los abundantes frutos espirituales recibidos durante este tiempo de gracia.
El Año Jubilar, convocado por el Papa Francisco y continuado por el Papa León XIV bajo el lema “Peregrinos de la esperanza”, fue vivido como un camino de conversión, reconciliación y renovación de la fe. Este tiempo especial estuvo marcado por peregrinaciones a los templos jubilares, la vivencia de las indulgencias plenarias y el fortalecimiento de la vida pastoral, comunitaria y misionera de la Iglesia arquidiocesana.
Durante el Jubileo de la Esperanza, la Catedral Primada de América fue epicentro de la vida espiritual y pastoral de la Arquidiócesis de Santo Domingo, acogiendo numerosas celebraciones jubilares con la participación de fieles de parroquias, movimientos, comunidades y zonas pastorales. A lo largo del año se celebraron jubileos dedicados a sacerdotes, diáconos, seminaristas, vida consagrada, familias, jóvenes, adultos mayores, comunicadores, artistas, agentes de pastoral, movimientos laicales y diversas realidades sociales, además de jornadas especiales de oración, reconciliación y peregrinación.
Estas celebraciones fortalecieron la comunión eclesial, renovaron el compromiso misionero y promovieron una vivencia más profunda de la fe, la misericordia y la esperanza, reflejando el deseo del pueblo de Dios de seguir caminando como una Iglesia cercana, solidaria y comprometida con la evangelización y el servicio a los más necesitados.
Durante su homilía, Mons. Carlos Tomás Morel Diplán invitó a la comunidad arquidiocesana a dar gracias a Dios por los frutos del Año Jubilar 2025, vivido como un camino de fe, conversión y comunión eclesial en sintonía con toda la Iglesia universal. Destacó que este tiempo especial, inspirado por el Papa Francisco bajo el lema “La esperanza no defrauda”, fue una respuesta pastoral a un mundo marcado por guerras, injusticias, corrupción y diversas realidades que han debilitado la esperanza de muchos pueblos y personas.
El Arzobispo Coadjutor exhortó a los fieles a poner la mirada en Jesucristo como la verdadera fuente de esperanza, recordando que el Jubileo no concluye con esta celebración, sino que debe prolongarse en un compromiso permanente de vida cristiana. En este sentido, subrayó que los cristianos están llamados a ser “signos visibles de esperanza” en la sociedad.
Mons. Morel resaltó a la familia como uno de los principales signos de esperanza para la Iglesia y la sociedad, afirmando que sin familias sólidas no es posible un desarrollo humano auténtico. Asimismo, señaló otros signos concretos de esperanza, como la promoción de la paz, la defensa de la dignidad humana, la atención a los enfermos, la humanización de los centros penitenciarios y el acompañamiento y la formación de los jóvenes, a quienes definió como el presente y el futuro de la Iglesia y del país.
Finalmente, llamó a sacerdotes, religiosos y laicos a salir renovados de este Año Jubilar, evitando el conformismo y el desánimo, y a asumir con responsabilidad su misión bautismal, para que en cada parroquia, comunidad y realidad social se manifieste una Iglesia viva, servidora y portadora de esperanza, paz y compromiso con el bien común.
Con esta celebración y con las palabras de agradecimiento del Rvdo. P. José Ramón Santana, Coordinador del Jubileo 2025, la Arquidiócesis de Santo Domingo dio por concluido el Año Jubilar Arquidiocesano 2025, renovando su compromiso de seguir caminando como Iglesia peregrina, animada por la fe y sostenida por la esperanza que no defrauda.




