Excelentísimo Señor Presidente de la República, Lic. Danilo Medina Sánchez,
Señora Primera Dama, Doña Cándida Montilla de Medina,
Señora Vicepresidenta de la República, Dra. Margarita Cedeño de Fernández,
Señores Miembros del Congreso Nacional,
Señores Ministros,
Señores Miembros del Cuerpo Diplomático acreditado en la República Dominicana.
Excelencia Reverendísima, Mons. Jude Thaddeus Okolo. Nuncio Apostólico de Su Santidad
Hermanos Sacerdotes.
Queridos hermanos y hermanas presentes en esta Catedral Primada de América y todo
nuestro pueblo Dominicano.
Nos reunimos alrededor de un acontecimiento que nos ha marcado como personas, como
familia y como pueblo: La Independencia Nacional que hoy arriba a su 173er aniversario.
Tenemos un buen motivo para dar gracias a Dios (“Te Deum”).
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Les damos la más cordial acogida a esta casa común, que es nuestra Iglesia madre. Queremos
compartir con ustedes unas reflexiones, inspiradas en el Evangelio de San Juan, que se nos
ha proclamado, que aparece en nuestro Escudo Nacional y que recoge lo que estamos
llamados a vivir como dominicanos.
Dios, Patria y Libertad, y el texto de San Juan: “La verdad les hará libres” (Juan 8, 31-
32).
DIOS:
Dios es el Creador y nosotros somos sus criaturas. Él es el autor de la vida, de cada vida
humana, de la cual nadie puede disponer. Dios es fuente viva de la dignidad de todos los
seres humanos.
En el Escudo Nacional, Dios es origen e inspiración de nuestros Patricios, los cuales
asumieron como dinámica liberadora la Trinidad de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios
está en el origen de nuestra Patria.
Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, se nutrieron de
una espiritualidad trinitaria que les impulsó, con la seguridad que Dios sólo sabe dar, hacia
la realización de una tarea histórica, cuyos frutos hoy cosechamos los dominicanos.
Hoy tenemos el imperativo moral de asegurar y hacer crecer nuestra fe en Dios, amenazada
por el Secularismo, que se propone sacar a Dios de la vida de las personas, de la familia, de
la educación, de las leyes y hasta del lenguaje común.
PATRIA:
La Patria es la gente. Son las personas que conforman la Nación. Se construye la Patria
cuando se defiende, protege y se cuida el bienestar de todos, sin distinción ni discriminación.
Con amor y con sacrificio.
Hacer Patria es servir con generosidad incondicional, no persiguiendo intereses personales o
grupales; sino, el bien de todos los ciudadanos.
LIBERTAD:
Exterior e interior. La libertad nace y se desarrolla cuando se respeta a la persona y su
dignidad, desde su concepción hasta su muerte natural.
Es mucho más fácil conquistar la libertad exterior, que la libertad interior.
Hace 173 años fuimos liberados de una opresión exterior, por un grupo de jóvenes que había
conquistado la libertad interior en sus corazones y en sus vidas, porque Dios estaba en el
primer lugar para ellos.
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Hablar de libertad interior en el hoy de la Historia Dominicana, significa dejar atrás todas las
opresiones que nos afligen, nos preocupan y nos mueve a renovar nuestro espíritu de
esperanza. Significa dejar atrás el partidismo y la ambición de poder.
Hablar de libertad interior es también, erradicar de nuestro ser el egoísmo, las mentiras, las
traiciones, los fraudes.
“La Verdad les hará libres” (Juan 8, 32)
La verdad es el fundamento de la libertad. Aquí no caben las mentiras, el engaño, ni el
soborno.
Es preciso armonizar con la verdad, todo el quehacer nacional, político, económico, judicial
y social, de tal manera que el crecimiento económico, por ejemplo, se perciba en la integridad
de la nación. Para que sea un desarrollo verdadero, es preciso que se traduzca en un beneficio
efectivo para las mayorías, que llegue a los barrios marginados, a los campesinos, a los
jóvenes que ni estudian, ni trabajan y a todos los ciudadanos.
Todos los dominicanos tenemos los mismos derechos y los mismos deberes. Es
imprescindible, que, con el esfuerzo de todos, se reduzca la gran brecha entre un grupito de
gente muy rica y una muchedumbre de miserables.
Demos Gracias a Dios en este día de la Patria.
1. Nos llena de esperanza la prioridad que se está dando a la educación, centrada en la
calidad de nuestros maestros, en la formación integral en valores, el uso de la
tecnología, las infraestructuras con servicios complementarios y confiamos en que se
siga consolidando la tanda extendida. Sabemos que es un esfuerzo aún no terminado.
2. Invitamos a las autoridades a continuar el saneamiento de las cañadas, que se ha
iniciado tímidamente en la ciudad de Santo Domingo. Liberemos a tantos ciudadanos,
que viven en la insalubridad.
3. Exhortamos al Señor Presidente a repetir la reciente experiencia de La Nueva
Barquita.
Queridos hermanos y hermanas dominicanos, este 27 de febrero fortalezcamos nuestra fe en
Dios, nuestro amor a la Patria, nuestro apego a una auténtica y genuina libertad interior y
exterior y pongamos todas nuestras fuerzas humanas y espirituales al servicio de LA
VERDAD, que nos hará libres.
¡Ave María Purísima!