Inicio Noticias Arquidiocesanas HOMILÍA PRONUNCIADA POR MONS. FRANCISCO OZORIA ACOSTA, EN EL “TE DEUM” CELEBRADO EN OCASIÓN DEL 173er ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL.

HOMILÍA PRONUNCIADA POR MONS. FRANCISCO OZORIA ACOSTA, EN EL “TE DEUM” CELEBRADO EN OCASIÓN DEL 173er ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL.

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HOMILÍA PRONUNCIADA  POR MONS. FRANCISCO OZORIA ACOSTA,  EN EL “TE DEUM” CELEBRADO  EN OCASIÓN DEL 173er ANIVERSARIO  DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL.

Excelentísimo Señor Presidente de la República, Lic. Danilo Medina Sánchez,

Señora Primera Dama, Doña Cándida Montilla de Medina,

Señora Vicepresidenta de la República, Dra. Margarita Cedeño de Fernández,

Señores Miembros del Congreso Nacional,

Señores Ministros,

Señores Miembros del Cuerpo Diplomático acreditado en la República Dominicana.

Excelencia Reverendísima, Mons. Jude Thaddeus Okolo. Nuncio Apostólico de Su Santidad

Hermanos Sacerdotes.

Queridos hermanos y hermanas presentes en esta Catedral Primada de América y todo

nuestro pueblo Dominicano.

Nos reunimos alrededor de un acontecimiento que nos ha marcado como personas, como

familia y como pueblo: La Independencia Nacional que hoy arriba a su 173er aniversario.

Tenemos un buen motivo para dar gracias a Dios (“Te Deum”).

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Les damos la más cordial acogida a esta casa común, que es nuestra Iglesia madre. Queremos

compartir con ustedes unas reflexiones, inspiradas en el Evangelio de San Juan, que se nos

ha proclamado, que aparece en nuestro Escudo Nacional y que recoge lo que estamos

llamados a vivir como dominicanos.

Dios, Patria y Libertad, y el texto de San Juan: “La verdad les hará libres” (Juan 8, 31-

32).

DIOS:

Dios es el Creador y nosotros somos sus criaturas. Él es el autor de la vida, de cada vida

humana, de la cual nadie puede disponer. Dios es fuente viva de la dignidad de todos los

seres humanos.

En el Escudo Nacional, Dios es origen e inspiración de nuestros Patricios, los cuales

asumieron como dinámica liberadora la Trinidad de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios

está en el origen de nuestra Patria.

Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, se nutrieron de

una espiritualidad trinitaria que les impulsó, con la seguridad que Dios sólo sabe dar, hacia

la realización de una tarea histórica, cuyos frutos hoy cosechamos los dominicanos.

Hoy tenemos el imperativo moral de asegurar y hacer crecer nuestra fe en Dios, amenazada

por el Secularismo, que se propone sacar a Dios de la vida de las personas, de la familia, de

la educación, de las leyes y hasta del lenguaje común.

PATRIA:

La Patria es la gente. Son las personas que conforman la Nación. Se construye la Patria

cuando se defiende, protege y se cuida el bienestar de todos, sin distinción ni discriminación.

Con amor y con sacrificio.

Hacer Patria es servir con generosidad incondicional, no persiguiendo intereses personales o

grupales; sino, el bien de todos los ciudadanos.

LIBERTAD:

Exterior e interior. La libertad nace y se desarrolla cuando se respeta a la persona y su

dignidad, desde su concepción hasta su muerte natural.

Es mucho más fácil conquistar la libertad exterior, que la libertad interior.

Hace 173 años fuimos liberados de una opresión exterior, por un grupo de jóvenes que había

conquistado la libertad interior en sus corazones y en sus vidas, porque Dios estaba en el

primer lugar para ellos.

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Hablar de libertad interior en el hoy de la Historia Dominicana, significa dejar atrás todas las

opresiones que nos afligen, nos preocupan y nos mueve a renovar nuestro espíritu de

esperanza. Significa dejar atrás el partidismo y la ambición de poder.

Hablar de libertad interior es también, erradicar de nuestro ser el egoísmo, las mentiras, las

traiciones, los fraudes.

“La Verdad les hará libres” (Juan 8, 32)

La verdad es el fundamento de la libertad. Aquí no caben las mentiras, el engaño, ni el

soborno.

Es preciso armonizar con la verdad, todo el quehacer nacional, político, económico, judicial

y social, de tal manera que el crecimiento económico, por ejemplo, se perciba en la integridad

de la nación. Para que sea un desarrollo verdadero, es preciso que se traduzca en un beneficio

efectivo para las mayorías, que llegue a los barrios marginados, a los campesinos, a los

jóvenes que ni estudian, ni trabajan y a todos los ciudadanos.

Todos los dominicanos tenemos los mismos derechos y los mismos deberes. Es

imprescindible, que, con el esfuerzo de todos, se reduzca la gran brecha entre un grupito de

gente muy rica y una muchedumbre de miserables.

Demos Gracias a Dios en este día de la Patria.

1. Nos llena de esperanza la prioridad que se está dando a la educación, centrada en la

calidad de nuestros maestros, en la formación integral en valores, el uso de la

tecnología, las infraestructuras con servicios complementarios y confiamos en que se

siga consolidando la tanda extendida. Sabemos que es un esfuerzo aún no terminado.

2. Invitamos a las autoridades a continuar el saneamiento de las cañadas, que se ha

iniciado tímidamente en la ciudad de Santo Domingo. Liberemos a tantos ciudadanos,

que viven en la insalubridad.

3. Exhortamos al Señor Presidente a repetir la reciente experiencia de La Nueva

Barquita.

Queridos hermanos y hermanas dominicanos, este 27 de febrero fortalezcamos nuestra fe en

Dios, nuestro amor a la Patria, nuestro apego a una auténtica y genuina libertad interior y

exterior y pongamos todas nuestras fuerzas humanas y espirituales al servicio de LA

VERDAD, que nos hará libres.

¡Ave María Purísima!

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