Inicio Homilía Homilía pronunciada en el V Domingo de Cuaresma por Mons. Francisco Ozoria Acosta. 29 de marzo del 2020

Homilía pronunciada en el V Domingo de Cuaresma por Mons. Francisco Ozoria Acosta. 29 de marzo del 2020

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Homilía pronunciada en el V Domingo de Cuaresma por Mons. Francisco Ozoria Acosta. 29 de marzo del 2020

Santo Domingo, D.N. – Queridos hermanos y hermanas, estamos en esta Catedral conscientes de que hay mucha gente siguiendo esta celebración, como hemos invitado y como hemos decidido que en este tiempo las celebraciones sean sin un pueblo presente, considerando las circunstancias que estamos viviendo.

El tema que nos presenta la liturgia de este V domingo de cuaresma, es el tema de la Resurrección.  Todo el camino cuaresmal es un camino de Resurrección, nos encaminamos hacia la resurrección de Cristo, hacia el triunfo de Cristo sobre la muerte, hacia la Pascua del Señor. Por eso en este domingo quinto es un pre aviso, una preparación inmediata para la celebración de esa Resurrección.

La profecía de Ezequiel nos hace ver la esperanza, es un  llamado a la esperanza, a la esperanza de que muertos resucitaran. El  profeta Ezequiel después de haber visto, el Señor lo puso a ver en aquel valle aquellos huesos secos  el Señor le pregunta: Tú crees que  esos huesos podrán revivir? La esperanza. Sin embargo Dio le hace ver que sí, que esos huesos secos pueden tener vida, pueden revivir.

Así lo vemos demostrado en  la lectura del Evangelio donde encontramos la resurrección de Lázaro. Lázaro, después de 4 días de enterrado, Jesús lo resucita y es como hacernos ver también la Resurrección de Cristo, cuando pensamos, contemplamos en Lázaro que resurge de la tumba con los pies, las manos atadas, uno piensa de una vez en Cristo como lo encontraron las mujeres en Jerusalén, encontraron así con las manos atadas con las vendas. Pensar en Lázaro, nos lleva a pensar en Jesús Resucitado, la posibilidad de la vida, la esperanza de la vida en Cristo. Cuaresma es  camino de resurrección, camino hacia la Pascua.

El evangelio de hoy nos hace ver también, otra realidad además de ese gran tema que es la resurrección ¨La esperanza de la Resurrección¨. Nos hace ver la humanidad de Cristo. Cristo Humano.

Hay dos elementos que quiero centrar la atención, el primer elemento de esa humanidad de Cristo es:

  1. Que él tiene amigos. Lázaro es un amigo, María, Marta estos hermanos son amigos, la casa de ellos era la casa donde frecuentemente Jesús iba. Tiene amigos.
  2. Cómo siente Jesús la muerte de su amigo Lázaro. Dice el evangelio que lloró ante la tumba, que lloró ante la muerte de Lázaro. El llorar es una manifestación de su humanidad. Estamos de frente a Jesús que es Dios y hombre, la divinidad y la humanidad. Esta humanidad de Jesús nos hace ver las cosas, nos hace sentir las cosas, sentir  los acontecimientos en este momento del dolor que estamos viviendo, momentos de preocupaciones humanas, nosotros como humanos sentimos, como humanos nos preocupamos y la iglesia como Jesús es humana y divina, también la iglesia se preocupa, la Iglesia siente. Sentimos todo lo que está pasando en el mundo a causa de esta pandemia. Sentimos con pena, con dolor toda esta situación. La Iglesia que es humana, nosotros que formamos la Iglesia humana.

Pero, con Jesús que es Dios tenemos Esperanza, tenemos confianza en Dios, que no nos abandona.

Me da pena pensar en algunas personas, algunos hermanos de la Iglesia, que ante esta  situación se lamentan por las normas, las disposiciones de la Iglesia de  cerrar la iglesia, cerrar los  templos, celebrar así como estamos celebrando nosotros sin fieles presentes. Algunos hermanos muy espiritualistas se lamentan y hasta acusan a la  jerarquía, de esto. Oír a uno decir que nunca en la historia se había visto esto, que los pastores, que la jerarquía cerrara los templos ante esta situación. Yo digo, será que nunca en la historia la Iglesia había sido o ha sido tan humana. La Iglesia es humana y siente como humana, pero también, debe de acatar las decisiones, las normas de os organismos que han determinado de que la gente no se agrupe, no se congregue en grupo para ningún tipo de actividad, la Iglesia como humano acoge estas decisiones de los organismos que controlan esta situación.

Una interesante reflexión sobre esto de la humanidad de la iglesia y como la iglesia tiene que acatar las decisiones y las normas y leyes civiles: La Reina Teresa de Austria, cuando estaba planificando proyectando que es la ciencia, la teología Pastoral que no se consideraba como digna de llamarse Teología y ella insistió en que sí, que fuera teología  una ciencia y ella argumentaba en ese proyecto de que la teología Pastoral debía conseguir que los cristianos fueran buenos cristianos y buenos ciudadanos. En ese principio, en esa estrategia, la Reina Teresa de Austria, logró la aprobación de la Teología Pastoral como ciencia eclesiástica.

Es la realidad, el cristiano no solamente porque rece mucho y porque tenga mucha espiritualidad va a ser buen cristiano, debe de ser buen cristiano, pero también buen ciudadano. En este caso nosotros como iglesia, como cristianos tenemos que vivir intensamente esto de ser ciudadanos, porque somos humanos porque estamos en el mundo y no podemos dejar de lado la humanidad.

Quisiera solamente orientar sobre esta situación. Estamos incluso contentos con la iniciativa, con la creatividad de mucha gente, sacerdotes y muchos laicos que están llevando el mensaje de salvación a través de los medios.

En nuestra Arquidiócesis son muchas las parroquias que están transmitiendo la celebración de la eucaristía o mensajes, reflexiones, retiros a través de los medios. Tenemos esa posibilidad. Aquí estamos nosotros yo estoy seguro, aunque estoy viendo los bancos aquí vacíos, totalmente vacíos. Estoy seguro, que mucha gente está participando de esta celebración y mucha gente también va a participar porque lo va a ver después, va a participar después. Tenemos que dar gracias a Dios por eso.

Voy a recordar al Papa Francisco que el viernes pasado hizo un gesto de solidaridad, un gesto extraordinario con la bendición ¨Urbi et Orbi¨, que es una bendición que solamente se da dos veces al año: Navidad y en Pascua. El Papa Francisco concedió esta bendición extraordinariamente y, así como estoy yo ahora con la Catedral vacía, todos los bancos vacíos, así estaba el Papa en la plaza San Pedro, cuando para bendición de este tipo está llena la plaza, el da la  bendición al mundo entero y a la ciudad de Roma, estando vacía, claro con la conciencia de está dirigiéndose al mundo, de que ahí está el mundo entero. En esta  bendición Urbi et Orbi, el Papa Francisco nos alentaba, nos animaba con el pasaje del evangelio donde Jesús iba en la barca, se quedó dormido y vino una tempestad y los Discípulos se asustaron,  se llenaron de miedo y Jesús dormía hasta que lo despertaron. El Papa hace esta reflexión que le invito a todos a profundizar, a leerla de nuevo. Voy a señalar algunos párrafos, algunas ideas. Los Discípulos se llenaron de miedo y Jesús le dice: ¿porque tienen miedo? ¿Aún no tienen fe? A Jesús le preocupa eso, la fe de sus Discípulos.

El Papa hace una oración: Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe, la preocupación de Jesús era la fe de sus Discípulos.  Señor nos dirige una llamada  a la fe, que no es tanto creer que Tú existe, la fe no es solamente creer que existe Dios, sino ir hacia ti y confiar en ti. Eso es la fe ir hacia Dios y confiar en él. En esta Cuaresma resuena tu llamada urgente: Conviértanse, vuelvan a mí de todo corazón.

Este es el momento dice el Papa, de tu juicio, no es el momento de juzgar a Dios, sino de nuestro juicio, que nos evaluemos nosotros, que nos juzguemos nosotros, no es el momento de juzgar a Dios, o de pasarle factura a Dios, este momento esta situación del coranavirus, no es el momento de pasarle factura a Dios. Es el momento para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa. Es el momento para separar lo que es necesario de lo que no es necesario. Nosotros hoy, nuestra sociedad en el mundo entero hemos priorizado las cosas.

Hemos priorizado el dinero, hemos priorizado la política, hemos priorizado lo humano. Y es el momento, nos dice el Papa, de separar lo que es necesario de lo que no lo es y Qué es lo necesario. Lo único necesario es Dios el único necesario es Dios el absoluto el único necesario. Por eso no juzguemos a Dios,  juzguémonos a nosotros en nuestra búsqueda de Dios. Vemos frente al sufrimiento, donde se mide el desarrollo de nuestros pueblos, descubrimos y experimentamos la oración de Cristo sacerdote que dice que todos sean uno, es necesario unirnos es necesario que sintamos que formamos parte de una familia, una sola familia. No hay una familia de  Dios lo que tienen todo y otra familia que le falta de todo, es necesario ver que somos parte de una familia que nos necesitamos unos a otros. Y en estas palabras del papa que dice frente al sufrimiento Nos damos cuenta se mide el verdadero desarrollo de nuestros pueblos. Queda descubierta tantas necesidades tantas carencias y a pesar de que hay una gran civilización, avances técnicos profesionales, ahí en el sufrimiento en este momento se descubre las grandes carencias. Por ejemplo nuestro pueblo dominicano.

Hemos proclamado el avance de la medicina, tenemos centro de medicina en nuestro país sin embargo miren como estamos. Sin embargo, como se muere la gente por causa de que le falta algo, por falta de un chequeo, de cosas elementales, hemos visto como los centros de salud sobre todo los centros públicos, los hospitales carecen de todo lo elemental a pesar de que decimos que estamos avanzando. Solamente estas ideas sobre el mensaje del Papa sobre esta bendición del Santo padre con ocasión de esta pandemia, esta bendición para todo el mundo. Seguimos orando, seguimos unidos como un solo pueblo en la oración por todos los enfermos, por todos los afectados de este virus y también por todos los que han muerto fruto de esta pandemia.

Ave María Purísima…

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