Higüey 28. 07 2020
Toma de posesión de Mons. Jesús Castro
Excelencia,
En este día tan especial para usted y para esta Diócesis de nuestra Señora de la Altagracia, día de toma de posesión de su nueva Diócesis, lamentamos mucho recibirle en estas condiciones algo particulares, debidas a la situación de pandemia que, desde hace unos meses, está afectando a toda la vida y actividad humana… Lo sentimos porque esta situación no nos permite hacer todo lo que tal oportunidad merece o todo lo que a su Diócesis le hubiera gustado hacer en esta ocasión. Pero, no creo que todo sea negativo en esa situación… Por lo tanto, para mi homilía de hoy, me gustaría inspirarme precisamente en esta situación.
Excelencia, muy a menudo, las iglesias abarrotadas, las masas de personas presentes, las grandes ceremonias, las decoraciones excesivas, y todo lo demás, y todo lo demás, no nos ayudan en nuestra oración y en nuestro encuentro con el Señor, y son más bien un motivo de distracción para nosotros… un motivo que puede desviar nuestra atención de lo que es realmente esencial en estas celebraciones… Jesús mismos entendía esto y, por lo tanto, muy a menudo se alejaba de la gente y se retiraba al desierto o a la montaña para encontrarse con el Padre, para orar… Entonces, esta catedral medio (casi) vacía hoy en día, esta ceremonia un tanto sobria, este número limitado de los presentes,… tiene a pesar de todo, un mensaje positivo para nosotros, porque al final solo nos privan de una distracción, dejándonos todo lo esencial, e invitándonos a centrarnos en lo esencial, en el Señor… (quien es el centro de todo y de nuestra misma celebración).
Al final de esta primera consideración general, me gustaría aprovechar este lado, o mensaje positivo de esta situación para decir que, a pesar de la circunstancia particulares de esta ceremonia de hoy, el Señor Jesucristo esta en medio de nosotros y es el centro de toda nuestra celebración. Por lo tanto este es el mensaje que me gustaría transmitirles en este día de toma de posesión del nuevo obispo de esta Diócesis y sobre el cual me gustaría hacer algunas breves consideraciones.
Es el Señor quien le nombra y le envía a esta Diócesis:
Excelencia, como primera consideración, me alegra decirles, a usted como a todo los presentes y a todos los fieles de esta Diócesis, que es cristo quien le envía y le nombra a esta Diócesis.
Es verdad que el 30 de mayo pasado, el Santo Padre le nombraba Obispo y Pastor de esta Diócesis de la Altagracia. Pero, podemos decir que fue Cristo mismo quien lo hizo, porque el Santo Padre no lo hizo en su nombre propio, sino en nombre de la Iglesia y sobre todo en su calidad de sucesor de Cristo al frente de la Iglesia.
Por lo tanto, en este día de toma de posesión de su nueva Diócesis, me imagino a Cristo, dirigiéndose a usted, para hacerle la misma pregunta que le hizo hace más de dos mil años a San Pedro, “¿me amas más que éstos?” y a su respuesta “sí, Señor, tu sabes que te quiero” vuelve a decirle “apacienta mis ovejas (Jn 21,15). Al inicio de su misión hoy Jesús le dice de nuevo “apacienta mis ovejas en esta Diócesis de la Altagracia”. Esta pregunta de Jesús “me amas? Significa que ser pastor de las ovejas es una cuestión de amor.
En este sentido, me gustaría aprovechar la palabra de Dios de esta Eucaristía, y más específicamente de la primera lectura del profeta Ezequiel y del evangelio de San Juan, que nos hablan del buen pastor para decir que todos estamos seguros de que él será el buen pastor de las ovejas, las almas de esta Diócesis que el Señor y la Iglesia le confían hoy. El buen Pastor dice Jesús “conoce a sus ovejas, llama por su nombre a cada una de sus ovejas, camina delante de ellas, el buen Pastor da si vida por las ovejas”. Estamos seguros de que usted, en este día de toma de posesión de su Diócesis, hace suyas estas palabras de, Buen Pastor en el libro de Ezequiel, que acabamos de escuchar: “Aquí estoy… vengo en busca de las ovejas… yo mismo me preocuparé de mis ovejas, yo las llevaré a descansar… buscaré a la que está perdida, volveré a traer a la que esté extraviada, curaré a la que esté enferma, velaré por la que esté sana: las cuidaré con justicia” (Ez 34,15-16).
A la querida Diócesis de la Altagracia: al clero, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y laicos, quisiera decir y recordar que del otro lado, también: las buenas ovejas conocen a su pastor: “Yo Soy el Buen Pastor, dice Jesús, y conozco a los míos como los míos me conocen a mí”. También quisiera decir y recordar que “las buenas ovejas escuchan la voz de su pastor, y lo siguen porque conocen su voz. A otro no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños” (JN 10, 12)
Queridos hermanos y hermanas, les pido a todos ustedes que acojan con alegría y gratitud y que den la más cordial y sincera bienvenida al pastor que nuestra madre Iglesia y el Santo Padre nos envían. Sean sus colaboradores sinceros y válidos al servicio de esta Diócesis. Sean estos colaboradores, quienes, siguiendo el ejemplo de buen pastor, están listos no solo a obedecer y trabajar sino y ante todo a sacrificarse y entregarse hasta el punto de dar su vida por las ovejas, por el bien de las almas.
Es Cristo que usted debe anunciar y entregar a su Diócesis y al mundo:
Jesús es el centro de nuestra celebración hoy porque El y su Evangelio continuarán el centro de la misión que usted comienza hoy en esta Diócesis. Su misión será precisamente anunciar y dar a Jesús y su evangelio a los fieles de esta Diócesis.
Recuerdo que hace muchos años, en Alemania, en una celebración similar a la de hoy, una toma de posesión de una parroquia, en la que yo participaba, el párroco sorprendió a todos al presentarse en el altar a sus feligreses con dos cosas en sus manos: en una mano una cruz, y en la otra una Biblia, y en su homilía les decía a sus fieles: “Vengo a vosotros llevando conmigo solo dos cosas: la cruz y la biblia y estas son las dos cosas que compartiremos juntos y que me esforzare por brindarles en los próximo años de mi servicio en esta parroquia “ y a pesar de que no había anunciado proyectos futuros no hecho promesas electorales fue muy aplaudido por todos los presentes y fue bien recibido por sus feligreses… Yo también había admirado lo que había hecho este párroco, porque para mí entendía muy bien la misión que había venido a hacer al llegar a su parroquia.
Excelencia, estoy seguro de que usted sabe muy bien lo que le espera en sus misión aquí y que Jesús y su evangelio estarán en el centro de todas sus actividades. Los hombres y nuestros fieles tienen muchas necesidades y debemos tenerlas en cuenta.. pero su mayor necesidad, aun si no lo saben, es Dios. Y si nosotros, no les damos a Jesús y su palabra a los hombres, a nuestros files ¿Quién lo hará?. Sea fiel a la misión que el Señor le confía hoy. Y sea fiel a lo que nuestros fieles esperan de la Iglesia y esperan de sus pastores.
Jesús es el centro de su vida y su misión:
Jesús es finalmente el centro de nuestra celebración hoy porque también es el centro de su vida y su misión como obispo de esta Diócesis. Usted debería representar a Cristo mismo en su Diócesis y entre sus fieles. Y para explicar esta idea, no encuentro mejores palabras que las del Papa Francisco durante la ordenación episcopal de un obispo hace uno meses. En esta ocasión, y dirigiéndose a los fieles presente en la celebración, Papa francisco explicaba la misión del obispo diciendo:
“En el obispo, rodeado de sus presbíteros, esta presente entre vosotros el mismo señor nuestro Jesucristo, sumo sacerdote para la eternidad. Es Cristo, de hecho, el que en el ministerio del obispo continúa predicando el Evangelio de la Salvación y santificando a los creyentes, a través de los sacramentos de la fe. Es Cristo el que en la paternidad del obispo, añade nuevos miembros a su cuerpo, que es la iglesia. Es Cristo el que, en la sabiduría y la prudencia del obispo, guía al pueblo de Dios en la peregrinación terrena hacia la felicidad eterna” (Homilía de Ordenación, 19 marzo 2016).
Excelencia, representar a Cristo en nuestra Diócesis y en medio de nuestro fieles no es una misión fácil para nosotros, pobres y débiles seres humanos.. por el contrario es una misión muy exigente y agotadora que nos pedirá muchos esfuerzos y muchos sacrificios. A Pesar de todo esto, confié en el Señor, en su gracia que sostiene nuestra debilidad y nos hace decir con San Pablo en su carta a los filipenses: “Todo lo puedo en aquel que me fortalece” (Fil. 4,13)
Excelencia, en esta misión todos nosotros le acompañamos con nuestras oraciones al Señor par que, como dice San Pablo, nunca le falta su gracia. Nuestra Señora de la Altagracia, patrona de esta Diócesis y de todo este querido país, le tome bajo su manto maternal y acompañe y proteja cada uno de sus pasos en el ministerio que el Santo Padre y la iglesia le han confiado.
Excelencia, queridos hermanos y hermanos,
Antes de terminar, permítame expresar, en nombre del Santo Padre y la Iglesia, como también en nombre de la Diócesis de la Altagracia y de todos ustedes, la mas sincera gratitud a S.E Monseñor Gregorio Nicanor, quien fue obispo de esta diócesis durante los últimos 17 años. Excelencia, le estamos agradecidos por a gracia de su sacerdocio que le ha permitido poner su vida y todas sus energías al servicio de Cristo y sus fieles, y le estamos agradecidos por la gracia de su servicio episcopal que la ha permitido compartir con el Santo Padre y con los otros obispos, la responsabilidad de la Iglesia y el Reino de Cristo en esta tierra. Ahora que entra e un periodo de merecido descanso, le deseamos la gracia y el consuelo del Señor que ha servido durante todos estos años. Y le pedimos solo que no nos prive, no prive a ningún fiel que lo necesite de la gracia de su sacerdocio.
Queridos Hermanos y hermanos,
Termino invitándoles a orar por la Diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia y por su nuevo obispo al comienzo de su servicio hoy, así como orar por la iglesia Universal y más especialmente por el Santo Padre Papa francisco, que representa a Cristo entre nosotros y tiene la gran responsabilidad de la Iglesia de Cristo en todo el mundo. Amen