La ordenación sacerdotal ha tenido lugar en la Basílica de San Eugenio, en Roma. Los nuevos sacerdotes son de la prelatura del Opus Dei y proceden de España, México, Guatemala, Chile, Uruguay, Costa de Marfil, Eslovaquia, Argentina, Costa Rica, Holanda, Uganda, Perú e Italia.
El Secretario de Estado de la Santa Sede, Cardenal Pietro Parolin, ordena a 29 nuevos sacerdotes provenientes de 13 países. Al inicio de la liturgia se leyó una carta del Santo Padre en la que felicita a los sacerdotes y a sus familias, “de modo particular, a quienes por causa de la emergencia sanitaria no pueden estar presentes en la ordenación».
En dicha carta, el Pontífice pide a los nuevos sacerdotes “que consideren junto a la grandeza del don del sacerdocio, el significado de recibirlo precisamente en estos momentos de tanto dolor en el mundo, en el que se hace especialmente palpable la presencia de Cristo doliente y misericordioso”; una presencia – añade – “que el Señor quiere que se realice a través de su ministerio”.
El también les asegura que “al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo”. El Santo Padre concluye pidiendo a los nuevos sacerdotes que «por su unión con el Papa hagan siempre realidad aquella aspiración de san Josemaría: ‘Todos, con Pedro, a Jesús por María’».
Card. Pietro Parolin: “La Iglesia os acompaña y os agradece vuestro sí”
Durante la homilía, el cardenal Pietro Parolin ha desmenuzado la figura del buen pastor, que inspira a cada sacerdote a ser “fuente de vida, de misericordia, de sencillez”, recordando que “ser pastor no consiste en una serie de tareas sino en asumir un estilo de vida”. El pastor, por ejemplo, “no vive donde desea, sino donde es mejor para el rebaño”. El pastor “no es tanto quien guía a los demás sino quien comparte su vida con las ovejas”. La idea del pastor “no se refiere al gobierno sino a la vida, y por eso Jesús caracteriza al buen pastor como aquel que da la vida por las ovejas”.
El Secretario de Estado también ha hecho hincapié en que el ministerio que asumen “es una cuestión de vida” y les pide que “no lo olviden nunca”: “No se os llama a hacer cosas sino a dar y a compartir la vida y así podréis realizar plenamente la llamada a actuar ‘en la persona de Cristo’”. Así “podréis encarnar el ‘estilo de Jesús’. Porque, como escribe san Josemaría Escrivá, el sacerdote —sea quien sea— es siempre otro Cristo”.
Después, hablando de las características del pastor, Parolin ha asegurado que ser pastores hoy “significa ser testimonios de misericordia”, pero también significa “la sencillez”, que nace – señala – “de la transparencia de la oración y se manifiesta en opciones concretas como llevar una vida ordenada, sin dejarse involucrar en mil cosas, que podrían poner en riesgo la simplicidad de un corazón dedicado plenamente al Señor”.
Por último, el cardenal se refirió a la necesidad de tener presentes la misión de “llevar a todos la voz del buen pastor, para que se sientan amados por Cristo”. Esto requiere “no ser introvertidos sino extrovertidos; no ansiosos de tener relevancia sino dar a conocer a Jesús”. Además, “requiere conjugar caridad pastoral y sana creatividad, fidelidad y flexibilidad, fe y corazón disponible; ir en busca de los otros más que esperarlos; acoger y no rechazar los interrogantes más complejos de hoy, especialmente los de los jóvenes”.
“La Iglesia os acompaña, todos os acompañamos con nuestra oración; y la Iglesia os agradece vuestro sí, el ofrecimiento de toda vuestra vida”, ha concluido.
Fuente: VaticanNews