El Papa, además de casarles en pleno vuelo a Iquique, les dio un bonito consejo
Al llegar Iquique Carlos y Paula, los tripulantes a los que el Papa acaba de casar en pleno vuelo fueron entrevistados por los periodistas que acompañan al Santo Padre en el avión durante este viaje a Chile y que a Perú.
Su voz desprende entusiasmo y una inmensa alegría. Paula asegura que encuentra todavía en estado de shock. Por eso le cuesta hablar y ha preferido dejar que su marido explicara lo que ha sido para ellos, y para el Papa: “Algo histórico”.
Algún periodista les preguntó que si había sido intencionado, si le iban a preguntar al Santo Padre que les casara pero, según sus palabras, para ellos era inimaginable. “Ustedes saben cómo es la seguridad y el tema del protocolo” con el Papa, explica Carlos que aseguró que “fue algo que salió espontáneo. Pero como se dio la coincidencia de que nos íbamos a sacar la foto grupal de la tripulación con el Papa, y él nos invitó a sentarnos. Pudimos conversar con él, y ahí se le ocurrió a él. No sabemos si alguien se lo comentó pero él nos dijo: ‘¡Los caso! ¡Hagámoslo!’.”
Así actuó Francisco que al ver cómo Carlos presentaba a Paula como su esposa le interrogó con esa naturalidad que le caracteriza: “¿Están casados?” Carlos le dijo que “sí, por el civil. Por la iglesia no pudimos porque fue el terremoto…”.
Entonces, sin pensarlo dos veces les preguntó: “‘¿Bueno, los caso? ¿Quieren casarse?’” Carlos dudó si era conveniente. No por él, sino por el Papa. ” ‘ Bueno… ¿está seguro?’” Y él le devolvió la pregunta: “¿Tú, estás seguro?” “¡Sí! ¡Venga casémonos!”
Y fue así como el Papa tomó los anillos (‘argolla’ para los chilenos) y los bendijo. “Necesito un testigo”, comentó. Y Carlos tuvo que localizar su jefe y acercarle junto al Papa para proseguir con la improvisada ceremonia que ya podía continuar.
Entonces el Papa, con el testigo, la mujer, el hombre, preguntó los nombres, tomó sus manos, bendijo de nuevo a las ‘argollas’. “Y nos casó en nombre de Dios”, comenta Carlos emocionado.