Inicio Evangelio de Hoy Meditando la Palabra con Mons. Ozoria

Meditando la Palabra con Mons. Ozoria

0
Meditando la Palabra con Mons. Ozoria

Muy buenos días mi familia.

(Una oración de acción de gracias por los 24 años de nombrado obispo)

“MEDITANDO LA PALABRA”

(Mc 5,1-20)
“Espíritu inmundo, sal de este hombre”.

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago en la región de los Gerasenos.
Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en las tumbas, un hombre poseído de espíritu inmundo -ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo.
Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.
Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello:
-¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes.
Porque Jesús le estaba diciendo:
-Espíritu inmundo, sal de este hombre.
Jesús le preguntó:
-¿Cómo te llamas?
El respondió:
-Me llamo Legión, porque somos muchos.
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte.
Los espíritus le rogaron:
-Déjanos ir y meternos en los cerdos.
El se lo permitió.
Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago.
Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en el campo. Y la gente fue a ver qué había pasado.
Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio.
Se quedaron espantados.
Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos.
Ellos le rogaban que se marchase de su país.
Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía.
Pero no se lo permitió, sino que le dijo:
-Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

**********
En su misión liberadora, Jesús no tiene reparo en que se pierdan bienes materiales (los cerdos). A Él le interesa la liberación de la persona.
Los que son liberados por Jesús, quieren hacerse sus seguidores y acompañarlo. Jesús le pide que vayan a testimoniar lo Que Él ha hecho, por su misericordia:
“Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia”.
Bendiciones.

+ Mons. Francisco Ozoria A.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí