El mensaje firmado por el Presidente, monseñor Miguel Cabrejos y el Secretario General, monseñor Jorge Lozano, expresa “la cercanía de la Iglesia de América latina y el Caribe que reza por los frutos de esta histórica visita pastoral realizada en el contexto de la pandemia que azota a todo el mundo”. Un viaje a la “cuna de la civilización”, que “actualiza el signo de nuestro padre Abrahán que une a musulmanes, judíos y cristianos y nos hace miembros de una misma familia humana”.
En el texto, monseñor Cabrejos expresa su agradecimiento, en nombre del Celam, por “el testimonio valiente de nuestro querido Papa Francisco”, visitando a quienes “sufren las consecuencias del radicalismo religioso, incluso llegando hasta el martirio”. Siguiendo las palabras del propio Papa Francisco, que a su llegada se presentaba como “como Peregrino de la fraternidad universal”, destaca la importancia de su vivita como instrumento que “sin duda, alentará y animará la fe de esta Iglesia perseguida y sufriente”.
La vida, un don sagrado que hay que respetar
El texto del CELAM llega a calificar este viaje como un momento que “formará parte de los acontecimientos más importantes de la historia” y que “quedará impreso en el corazón de nuestros hermanos en Irak, que nunca olvidarán que el mismo Santo Padre estuvo en medio de ellos”. Un viaje que ayudará superar el odio y la violencia, promoviendo el “respeto de la sacralidad de la vida”.
Redoblando su gratitud al “Papa Francisco, por su testimonio de projimidad con quienes afrontan las consecuencias de la guerra, la persecución y el sufrimiento”, el mensaje hace una invitación “a los Obispos de América Latina y el Caribe a promover entre sus sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles la oración constante que acompañe al Sucesor de Pedro para que esta visita produzca abundantes frutos pastorales, promueva el diálogo interreligioso y supere los peligros latentes”.