Diez años después de la publicación de Laudato si’, la encíclica del Papa Francisco sobre la protección de la Creación, hay alerta roja por la pérdida del patrimonio forestal mundial. El calentamiento global y la acción humana están en el origen de los devastadores incendios que han duplicado la superficie afectada.
Stefano Leszczynski – Ciudad del Vaticano
En 2024, la pérdida de bosques tropicales primarios se duplicó debido a los incendios, que destruyeron 6,7 millones de hectáreas de biomas incontaminados. Las altas temperaturas, las más altas registradas en la historia, facilitaron la acción devastadora del fuego. Según los datos publicados por Global forest Watch en su informe 2025, el mundo ha experimentado un aumento del 5% en la pérdida de cubierta arbórea con respecto a 2023, lo que equivale a 30 millones de hectáreas. A modo de comparación, se trata de una superficie equivalente a la de Italia.
La alarma del Papa Francisco
Ante una catástrofe medioambiental de tal magnitud, previsible además en ausencia de acciones concretas para mitigar el cambio climático, nos duele releer uno de los primeros párrafos de la encíclica Laudato si’, diez años después de su publicación. El Papa Francisco escribió, recordando esos pulmones de la Tierra que son el Amazonas y la cuenca del Congo:
«No se ignora la importancia de esos lugares para la totalidad del planeta y para el futuro de la humanidad. Los ecosistemas de las selvas tropicales tienen una biodiversidad con una enorme complejidad, casi imposible de reconocer integralmente, pero cuando esas selvas son quemadas o arrasadas para desarrollar cultivos, en pocos años se pierden innumerables especies, cuando no se convierten en áridos desiertos».
La Amazonia y el Congo, los más afectados
Entre los registros negativos para 2024, la Amazonia ocupa el primer lugar, al haber registrado la mayor pérdida desde 2016. En esta región, es Brasil el país que más masa forestal ha perdido, con un 42% del total registrado en todo el mundo. Le sigue Bolivia, con la pérdida de 1,5 millones de hectáreas de bosque primario. En estos países, más de la mitad de los incendios pueden atribuirse a la acción humana con el fin de recuperar tierras para el cultivo de soja, ganado y caña de azúcar. En Colombia, en cambio, fueron la minería ilegal y la producción de coca las que provocaron un aumento del 50% en la pérdida de bosques. La misma cuenca del Congo, en el corazón de África, ha registrado los niveles más altos de pérdida de bosques primarios de la historia, atribuidos a la mortífera mezcla de calor, sequía, pobreza, guerra y dependencia de los bosques para obtener alimentos y energía. Por primera vez desde que Global forest Watch comenzó a registrar datos, se han producido grandes incendios tanto en los bosques tropicales como en los boreales.
Incumplimiento de los compromisos internacionales
El informe también revela que, paradójicamente, la situación ha empeorado desde que los líderes de más de 140 países firmaran la Declaración de Glasgow en 2021 y se comprometieran a detener la pérdida de bosques para 2030. De los 20 países con mayor superficie de bosques primarios, hasta 17 han sufrido mayores pérdidas desde la firma del acuerdo. Solo dos países, Indonesia y Malasia, mostraron signos de progreso en el Sudeste Asiático: el primero redujo las pérdidas en un 11% y el segundo en un 13%.
Última oportunidad para la Cop30
Entre el 10 y el 21 de noviembre, la comunidad internacional volverá a reunirse en la Cop30, la Conferencia de las Partes de la ONU sobre cambio climático, y lo hará en la Amazonia brasileña, en Belém. Para las organizaciones de la sociedad civil comprometidas con la protección del medio ambiente y la biodiversidad, será una nueva oportunidad de presionar a los gobiernos para que se comprometan en mayor medida a frenar la deforestación. Esta comparación es más urgente que nunca si se tiene en cuenta que, a escala mundial, los incendios emitieron en 2024 4,1 giga-toneladas de gases de efecto invernadero, más de cuatro veces las emisiones de todos los viajes aéreos en 2023, y que la pérdida de zonas forestales el año pasado supuso para el mundo más de 3.000 millones de toneladas de CO2 contaminante, superando las emisiones de India por el uso de combustibles fósiles en el mismo periodo. Lo que significa que ahora las temperaturas subirán aún más rápidamente.