La mitad de los sacerdotes de Polonia, uno de los países con mayor porcentaje de católicos en Europa, asegura haber sido agredido en el último año.
Según un reciente informe elaborado por el Instituto de Estadística de la Iglesia en Polonia (ISKK) titulado ¿Misión peligrosa? Agresiones contra personas consagradas, lugares y objetos de culto en Polonia, también han aumentado considerablemente los ataques a iglesias y lugares de culto.
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Durante la presentación del informe, el P. Leszek Gęsiak SJ, portavoz de la Conferencia Episcopal de Polonia, advirtió que la agresión contra el clero se ha convertido en un problema cada vez más grave en el país, donde el porcentaje de la población que se identifica como católica ha disminuido del 88% de hace una década al 71% en la actualidad.
El informe —realizado en octubre y noviembre de 2024— precisa que el 49,7% de los mil sacerdotes entrevistados han sufrido agresiones directas, ataques físicos y también mensajes de odio a través de internet.
Las agresiones más comunes son las burlas, amenazas o insultos (42,6%), y agresiones en internet (33,6 %). Además, el informe refleja el aumento de los ataques contra iglesias, vandalismo, profanaciones de tumbas y perturbaciones de celebraciones religiosas, aunque la forma más habitual de violencia sigue siendo la verbal.
Tensiones sociales y polarización política: una “guerra cultural”
En conversación con ACI Prensa, el P. Gęsiak explicó las múltiples causas de estas agresión. Según el sacerdote jesuita, muchos de los ataques son a raíz de “las tensiones sociales relacionadas con cuestiones éticas y morales como el aborto, la educación religiosa o el papel de la Iglesia en la política”.
Precisó que la “polarización política” que el país atraviesa en los últimos años ha provocado el aumento de las actitudes antirreligiosas y los actos de agresión.
Otra razón, agregó el P. Gęsiak, “es el enfrentamiento entre el cristianismo y el liberalismo y la llamada ‘guerra cultural’ que también atraviesa Polonia”.
En este contexto, explicó que los “valores cristianos tradicionales son empujados hacia los márgenes de la vida social o rechazados por completo”.
En su lugar, explicó, “se promueven los llamados pseudovalores que, en nombre de la tolerancia hacia todos y todo, resultan ser intolerantes con los creyentes, el clero y todo lo que esté vinculado con la fe y la Iglesia”.
A este respecto, precisó que “los procesos liberales en la sociedad polaca comenzaron con gran fuerza después de 1989, cuando Polonia se abrió a Occidente”. El liberalismo, según el portavoz de la Conferencia Episcopal de Polonia, se convirtió entonces “en una voz importante en el debate político”.
“Tras una larga era de socialismo, el liberalismo encontró en Polonia un terreno fértil y muy atractivo para una sociedad que hasta ese momento había vivido cerrada y con una privación de las libertades civiles”, señaló a continuación.
La imagen negativa del clero en los medios de comunicación
Además, lamentó que “la imagen negativa de los sacerdotes que presentan los medios de comunicación”, que al tratar temas de la Iglesia “sólo publicitan escándalos y pseudo escándalos que involucran al clero, también influye notablemente”.
En este contexto, el sacerdote polaco subrayó a ACI Prensa que mientras los medios de comunicación, “que son la fuerza más poderosa”, continúen creando una imagen desfavorable del clero, “esto se traducirá en una actitud cada vez más negativa de la sociedad hacia quienes pertenecen al estado clerical”.
“El tono del discurso público está determinado en gran medida por los medios de comunicación y las declaraciones de los políticos. Si este es agresivo, la opinión pública también será negativa hacia el clero”.
Por tanto, dijo que “es necesario que la opinión pública sea sensible a este problema, de modo que ningún grupo social —y el clero es uno de los grupos sociales con los mismos derechos que los demás— sea tratado peor que otros, y mucho menos perseguido o discriminado”.
Dos sacerdotes asesinados
En febrero de este año, el P. Grzegorz Dymek, de 58 años, fue hallado muerto en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima en Kłobuck (Polonia). El autor, un expolicía, ha confesado los hechos aunque sin precisar los motivos que le llevaron a cometer el crimen.
También el P. Lech Lachowicz falleció en 2024 después de siete días de agonía, tras ser atacado con un hacha con el objetivo de atracarle en su casa parroquial.
Es sólo “la punta del iceberg”
Frente a esta situación, el P. Gęsiak subrayó que “debe reconocerse” que las agresiones físicas pueden acabar en tragedia. Indicó además que la opinión pública quedó “particularmente conmocionada” con estos asesinatos, lo que “abrió los ojos a muchos sobre el hecho de que las agresiones contra el clero ya constituyen un problema social”.
Reiteró que también se trata de un “problema palpable en la sociedad” y que el informe refleja solamente “la punta del iceberg”, razón por la que en 2021 se estableció un centro para el estudio de la libertad religiosa en la Universidad Cardenal Stefan Wyszyński, que supervisa el respeto a este derecho.
Destacó que estos resultados del estudio “señalan la necesidad de reflexionar sobre métodos más eficaces para proteger al clero y prevenir tales fenómenos, que no son nuevos, “pero sí crecientes”. Por lo tanto, afirmó que “es necesario considerar métodos eficaces para prevenirlo”.
Los sacerdotes no denuncian las agresiones
El informe precisa además que los sacerdotes no suelen denunciar los actos de agresión. Esto es debido a que los incidentes no se consideraron lo suficientemente graves (46,2%), así como a la falta de voluntad para cumplir con los trámites formales (22,6%).
Además, la falta de confianza en las autoridades fue señalada por el 14,6% de los encuestados, mientras que el 80,8 % de los sacerdotes no lo notificó a ninguna autoridad.
Según el estudio, más de la mitad de los encuestados reconoció tomar medidas para evitar situaciones conflictivas, como dejar de vestir sotana o alzacuello.
La responsabilidad de los fieles
Por su parte, el P. Gęsiak indicó que los fieles “apoyan a sus pastores” y que ellos sí proyectan la verdadera imagen de los sacerdotes: “Aquellos que dedican su vida y sus fuerzas al servicio de los demás, ya sea en las parroquias, en la catequesis, en los hospitales, en las cárceles, entre los pobres o entre los inmigrantes”.
También apeló a la responsabilidad de los fieles y la necesidad de velar por la seguridad de sus pastores. “Incluso quienes entran en contacto con los sacerdotes deberían ser capaces de defender su buen nombre cuando sea necesario y no repetir rumores o calumnias no verificadas”, advirtió.
Almudena Martínez-Bordiú
Graduada en Periodismo y Publicidad por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Especializada en información religiosa en España desde 2015. Ha sido corresponsal senior de ACI Prensa y EWTN Noticias en el Vaticano durante dos años y actualmente es corresponsal de Europa con base en España.
