La misión de este organismo es ayudar al Papa a elegir a los pastores a quienes confiar las comunidades eclesiales en los territorios de su competencia. Tras identificar a los sacerdotes propuestos para el episcopado, la decisión final corresponde al Pontífice.
Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano
Desde enero de 2023, el Dicasterio para los Obispos está dirigido, con el cargo de prefecto, por el entonces cardenal Robert Francis Prevost, quien posteriormente fue elegido Papa con el nombre de León XIV. El secretario es monseñor Ilson de Jesus Montanari. La tarea que la Iglesia confía a este Dicasterio es la de ayudar al Pontífice a elegir a los pastores del Pueblo de Dios. Compete a este organismo curial todo lo relativo a la creación y provisión de las Iglesias particulares y al ejercicio del ministerio episcopal en la Iglesia latina, sin perjuicio de las competencias del Dicasterio para la Evangelización.
Competencias
El ámbito de acción y las competencias del Dicasterio para los Obispos están delineados en la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium. Corresponde a este Dicasterio, tras reunir los elementos necesarios y en colaboración con los obispos y las conferencias episcopales, ocuparse de todo lo relacionado con la creación de las Iglesias particulares y sus agrupaciones, su división, unificación, supresión y otros cambios.
El Dicasterio se encarga de todo lo relacionado con el nombramiento de obispos, diocesanos y titulares, así como de administradores apostólicos. También atiende a las renuncias de los obispos a su cargo, de conformidad con las disposiciones canónicas. Asimismo, le corresponde preparar todo lo referente a las visitas ad limina Apostolorum de las Iglesias particulares bajo su cuidado.
Pontificia Comisión para América Latina
En el seno del Dicasterio para los Obispos está instituida la Pontificia Comisión para América Latina, cuya tarea es estudiar las cuestiones relacionadas con la vida y el desarrollo de dichas Iglesias particulares. También le corresponde fomentar las relaciones entre las instituciones eclesiásticas, tanto internacionales como nacionales, que trabajan en las regiones de América Latina, y las instituciones curiales.
Reseña histórica
El Dicasterio para los Obispos tiene orígenes antiguos. Sixto V, con la Constitución Immensa Aeterni Dei del 22 de enero de 1588, instituyó la Congregación para la erección de Iglesias y las Provisiones consistoriales, que posteriormente fue renombrada como la Sagrada Congregación Consistorial. San Pío X, con la Constitución Sapienti Consilio de 1908, amplió sus atribuciones, asignándole, entre otras cosas, la competencia relativa a la elección de obispos, la erección de diócesis y de capítulos de canónigos.
Con la Constitución Apostólica Regimini Ecclesiae Universae del 15 de agosto de 1967, Pablo VI cambió nuevamente su nombre a Sagrada Congregación para los Obispos.
La Constitución Apostólica Pastor Bonus del 28 de junio de 1988, de Juan Pablo II, estableció que la Congregación para los Obispos debía ocuparse, entre otras cosas, de todo lo relativo a la constitución de las Iglesias particulares y de sus consejos, su división, unificación, supresión y otros cambios.
En 2022, la Congregación para los Obispos cambió de nombre. Con la promulgación de la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, se modificó su denominación anterior, adoptando la actual: Dicasterio para los Obispos.
La capilla del Dicasterio para los Obispos.
Elegir hombres que sean pastores
El criterio no es la búsqueda de la perfección. A diferencia del Dicasterio para las Causas de los Santos, el Dicasterio para los Obispos se encarga de evaluar los perfiles pastorales de candidatos que sean hombres en camino, a la luz del Evangelio. En un sacerdote propuesto para el episcopado, ciertamente son importantes las virtudes teologales y cardinales, y en particular la prudencia.
La labor del Dicasterio para los Obispos debe desarrollarse de manera colegial, con fe y espíritu de servicio. La evaluación final se presenta al Papa, quien toma la decisión definitiva.
