La ONU advierte: sin fondos, se paraliza la asistencia. Más de un millón de desplazados podrían quedar sin ayuda en un país devastado por la guerra y el clima extremo.
Vatican News
En pocas semanas, más de 25 mil personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en Mozambique. Se trata de una nueva oleada de desplazamientos que se suma a la de quienes ya han huido por causa del conflicto armado, los ciclones y la sequía. Ante el agotamiento de recursos clave, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) lanza un llamado urgente: la capacidad de asistir a quienes más lo necesitan está llegando a su límite.
Cabo Delgado, una región en el ojo del huracán
La provincia de Cabo Delgado, rica en gas y minerales valiosos, es hoy el epicentro de una crisis que se agrava día a día. Allí no solo operan grandes multinacionales, sino también grupos armados que atacan a civiles e infraestructuras, generando desplazamientos constantes. Incluso zonas que antes se consideraban relativamente seguras —como Ancuabe y Montepuez— se han convertido en escenario de violencia y desplazamientos forzados.
Una emergencia fuera de control
La situación humanitaria atraviesa un momento crítico. Las organizaciones presentes en el país enfrentan severas restricciones presupuestarias mientras las necesidades crecen sin freno. La ecuación es alarmante: menos recursos y más personas en situación de vulnerabilidad. Mozambique se enfrenta a una triple crisis: conflicto armado, fenómenos climáticos extremos recurrentes y tensiones políticas tras las elecciones. En marzo, el ciclón Jude azotó la provincia de Nampula, el tercero de gran magnitud en solo tres meses, arrasando regiones donde se habían refugiado personas desplazadas por la guerra, y profundizando aún más la emergencia.
Impacto regional y necesidades desbordadas
La violencia política que estalló a fines de 2024 empujó a algunos mozambiqueños a buscar asilo en Malaui, aunque la mayoría ha regresado. Hoy, más de cinco millones de personas en el país requieren ayuda humanitaria urgente. Las necesidades abarcan desde atención médica hasta apoyo psicológico, especialmente para sobrevivientes de violencia de género. ACNUR también alerta sobre el impacto que los recortes presupuestarios podrían tener en la atención a los refugiados. Hasta el momento, solo se ha recibido un 32 % de los 42,7 millones de dólares que se necesitan. Actualmente, Mozambique alberga a unos 25 mil refugiados y solicitantes de asilo, principalmente procedentes de la República Democrática del Congo.
Un escenario crítico
A pesar de ser uno de los países más pobres del mundo, el gobierno y la sociedad mozambiqueña han mostrado un compromiso constante con la acogida de refugiados y desplazados. Sin embargo, la situación económica se deteriora: los precios de los alimentos siguen subiendo —entre un 10 y un 20 % en los últimos meses— mientras los ingresos de las familias caen y el elevado endeudamiento público limita la capacidad de respuesta del Estado. “Se está formando la tormenta perfecta”, advierte ACNUR, y alerta que, sin un refuerzo urgente de la ayuda internacional, la crisis humanitaria podría alcanzar niveles catastróficos.