Nicaragua: Obispo Báez recuerda una experiencia hermosa con Violeta Chamorro en Roma

Desde el exilio, el Obispo Auxiliar de Managua, Mons. Silvio Báez, recuerda “una experiencia hermosa” vivida en Roma con Violeta Chamorro, la fallecida expresidenta de Nicaragua quien —según dijo— “ya vive eternamente en el corazón de Dios”. 

“Mi recuerdo cariñoso, mi gratitud y mi oración por doña Violeta. Mujer íntegra, valiente y creyente. Ahora ya vive eternamente en el corazón de Dios, en quien creyó y a quien amó. Mis condolencias a sus hijos y a toda su familia en este momento de dolor. ¡Gracias, doña Violeta!”, escribió el prelado en su cuenta de X el 14 de junio.

“Doña Violeta”, como llaman cariñosamente los nicaragüenses a la expresidenta, falleció ese día a los 95 años, en la ciudad de San José, capital de Costa Rica, tras una larga enfermedad.

En una segunda publicación ese mismo 14 de junio, el obispo recordó un relato que escribió en 2018 en el diario Confidencial, titulado “Encuentro con una madre en Roma” y que quiso ofrecer “como un tributo a Doña Violeta Barrios de Chamorro”.

El Obispo Auxiliar de Managua, en el exilio desde 2019, compartió un año antes el encuentro que sostuvo él y otros sacerdotes de Nicaragua con Violeta Chamorro en la embajada del país centroamericano en Roma.

“Ella misma nos recibió en la puerta de la Embajada con una cariñosa sonrisa y un gran abrazo: –¡Qué alegre verlos mis muchachitos lindos!– nos dijo. –¡Qué gusto me da verlos! Pasen adelante!– Y luego se dirigió a algunos del personal de la Embajada: –Ve, tráiganles una coca colita y un pedazo de queque a los padres”, dijo entonces la exmandataria.

“Habíamos llegado a visitar a la presidenta de nuestro país, pero nos encontramos a una madre; estábamos atentos al protocolo diplomático que había que observar, pero no había ninguno, solo acogida humana y cariñosa”, subrayó.

El ambiente de ese día fue distendido e informal, tanto así que el prelado destacó que fue “inolvidable”.

“Comprendí que Nicaragua, en aquel momento herida por largos años de guerra y dolor, de autoritarismo y pobreza, ahora estaba en manos de una madre. Había que pacificar y reconstruir el país y aquella madre, aquella mujer sencilla, inteligente y firme, estaba luchando por hacer de nuestra sociedad una gran familia. Hizo lo que pudo e hizo mucho”, relató Mons. Báez.

“Doña Violeta vivirá eternamente en el corazón de Dios a quien amó y adoró y será recordada siempre como admirable protagonista de una de las páginas más gloriosas de la historia de Nicaragua. ¡Gracias, doña Violeta!”, concluyó el obispo.