El próximo sábado 28 de junio será un día de unión en Colombia, cuando un sinnúmero de fieles se reúnan para rezar el Santo Rosario y pedir al Señor que otorgue su paz al país, cuya coyuntura social y política pasa por momentos difíciles.
Se trata de la iniciativa Un millón de rosarios, una sola voz, impulsada por el sacerdote Daniel Bustamante, de la Arquidiócesis de Bogotá, y a la que se han ido sumando presbíteros de diferentes diócesis.
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El P. Bustamante se animó a lanzar la convocatoria a raíz de la crisis que atraviesa Colombia, con atentados terroristas en departamentos como el Cauca y el Valle del Cauca, y el ataque contra el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien permanece internado en la unidad de cuidados intensivos de la Fundación Santa Fe.
“Como hombres y mujeres de fe, es un momento oportuno para unirnos en oración y pedirle al Señor que nos dé la paz”, dijo el sacerdote en conversación con ACI Prensa.
En una nota de prensa enviada a ACI Prensa, se indicó que “la jornada comenzará con la Santa Eucaristía, a las 5p.m., una Hora Santa a las 6:00 p.m., seguida del rezo del Santo Rosario a las 7:00 p.m., en comunión con cientos de comunidades parroquiales, movimientos marianos, colegios y familias”.
Sin embargo, los fieles podrán sumarse desde el lugar donde se encuentren, sean sus hogares, centros de trabajo y de estudio. La idea es rezar la oración mariana por Colombia.
“Yo sé que si nos unimos en fe, si nos unimos en oración, el Señor muy seguramente nos va a dar el don de la paz que necesita este país”, expresó el P. Bustamante.
El sacerdote recordó que la Virgen María “le prometió a Sor Lucía que si un millón de personas rezaban el Rosario, libraría Portugal del comunismo, y así fue. Entonces, lo que queremos es que oremos millones de colombianos a la misma hora, el sábado 28 de junio, Fiesta de la Inmaculada Concepción”.
Además, indicó que se aprovechará la jornada para consagrar a Colombia al Inmaculado Corazón y al Sagrado Corazón.
El sacerdote añadió que, junto con las oraciones, también es necesario que, “si queremos traer la paz, primero tenemos que cambiar nosotros mismos, para que el Señor nos dé esta paz tan anhelada”.