“El chico de Milán”: la historia de Carlo Acutis contada desde dentro


Un nuevo documental se aparta de los estereotipos y retrata al futuro primer santo millennial tal como fue: un joven auténtico, alegre y profundamente creyente, en el corazón de su vida cotidiana.

Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano

“La santidad no es para unos pocos elegidos. Es posible para todos, en lo ordinario de cada día”, afirma Edmundo Reyes, productor ejecutivo de The Boy from Milan, el documental que da voz a quienes compartieron la vida con Carlo Acutis, el joven beato italiano que será canonizado el próximo 7 de septiembre de 2025.

La canonización, anunciada por el Papa León XIV en el consistorio del pasado 13 de junio, será uno de los momentos más significativos del Año Santo de la Esperanza, inaugurado por el Papa Francisco el 24 de diciembre de 2024. Fallecido en 2006 con solo 15 años, Carlo es recordado por su amor a la Eucaristía, su sensibilidad con los pobres y su uso creativo de las tecnologías al servicio de la fe.

The Boy from Milan, producido por el Augustine Institute como parte de la serie Based on a True Saint, está disponible en la plataforma católica de contenidos Formed y se distancia de los retratos idealizados de la santidad para ofrecer una visión más terrenal, íntima y accesible. Por el momento se puede ver en inglés y próximamente se publicará en español.

Escucha al productor ejecutivo del documental, Edmundo Reyes

“Queríamos contar estas historias desde abajo, desde la tierra, desde la gente que realmente los conoció. Así se entiende que la santidad es una posibilidad concreta y cercana”, explica Reyes.

La propuesta no gira en torno a milagros espectaculares ni a hazañas extraordinarias, sino a los pequeños gestos diarios, a la coherencia de vida de un joven que vivía lo extraordinario en lo ordinario.

Tráiler de “The boy from Milan”

Voces que lo conocieron

El documental se construye a partir de los testimonios de quienes compartieron el día a día con Carlo. Su madre, Antonia Salzano, ofrece un relato cargado de cercanía y verdad. También lo hacen Fabrizio, su profesor de religión, y Mercedes, una médica centroamericana que lo atendió durante sus últimos días.

“Fabrizio nos habló de cómo Carlo lo ayudó a redescubrir su fe. Y Mercedes, que estaba enfrentando su propio cáncer, encontró consuelo en la serenidad con la que Carlo vivió su enfermedad”, cuenta Reyes. Para el equipo, estos testimonios son claves para entender cómo la santidad de Carlo tocó y transformó a quienes lo rodeaban.

Uno de los momentos más emotivos del documental transcurre en la parroquia de Santa María Segreta, en Milán. “Descubrimos que el sagrario está colocado al frente, muy cerca del pueblo. Verlo allí nos hizo imaginar a Carlo, cruzando la calle desde su casa para encontrarse con Jesús. Fue profundamente revelador”, recuerda.


Backstage del documental “The boy from Milan”. (@Formed)

Fe en clave digital

Carlo no fue un joven fuera de su tiempo. Le gustaban los videojuegos, sabía programar, diseñaba páginas web y era un apasionado del mundo digital. Pero su prioridad era clara: la Eucaristía. A través de ella ordenaba toda su vida.

“Queríamos mostrar que era un chico como cualquiera: con amigos, pasatiempos, pero con una profunda pasión por Jesús. Esa es la santidad de la puerta de al lado, como decía el Papa Francisco”, explica Reyes.

Más allá del retrato piadoso, el documental logra comunicar que la verdadera revolución de Carlo fue vivir el Evangelio con naturalidad, en medio del ritmo cotidiano, sin ruido, pero con firmeza.

Un mensaje para este tiempo

En medio de un contexto de incertidumbre y búsqueda de sentido, especialmente entre los jóvenes, la historia de Carlo aparece como una brújula confiable. “En una época donde muchos se sienten perdidos o desanimados, Carlo nos recuerda que se puede vivir con alegría, autenticidad y fe profunda. La Eucaristía fue su ancla. Y puede ser también la nuestra”, afirma Reyes.

Disponible en la plataforma Formed, el documental no impone modelos de vida, sino que propone una posibilidad: vivir una amistad con Dios desde la sencillez. Su tono sobrio, cálido y realista convierte la historia de Carlo en una experiencia de cercanía.

Tal vez en eso radique su mayor valor: mostrar que la santidad no es un pedestal, sino un camino abierto. Un camino hecho de pasos pequeños, de gestos concretos, de una vida vivida con los pies en la tierra… y el corazón en el cielo.



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