Aunque de clausura y en gran parte invisibles, las Hermanas Clarisas Pobres de Zimbabue moldean silenciosamente la vida de quienes las rodean a través de horas de oración contemplativa.
Sr. Mufaro Chakuinga, LCBL
En un mundo herido por la violencia, los malentendidos y las injusticias, la Congregación de las Clarisas Pobres de Zimbabue está marcando una diferencia significativa en la vida de muchos. Aun viviendo una vida oculta de oración contemplativa, tienen de todos modos un profundo impacto en el pueblo de Zimbabue.
Un ministerio de oración
Las Clarisas Pobres son una congregación de religiosas fundada por Santa Clara en 1212. En Zimbabue, el monasterio de Santa Clara fue fundado en 1985 por misioneras españolas. Las monjas se dedican a la adoración perpetua, rezando durante horas de rodillas todos los días. Reciben intenciones de personas que buscan consuelo, guía y curación y rezan incansablemente por sus necesidades. Este ministerio de oración se ha convertido en un salvavidas para muchos, ofreciendo consuelo y esperanza en momentos de dificultad. La contribución de las Hermanas Clarisas Pobres a la sociedad de Zimbabue es multifacética. A través de la oración y el consejo espiritual, ayudan a muchos a profundizar su relación con Dios. Sus oraciones brindan consuelo a quienes enfrentan desafíos como el desempleo, la trata de personas y el abuso de sustancias. Las Clarisas interceden en favor de los necesitados, proporcionando una sensación de esperanza y tranquilidad.
Héroes no celebrados
Aunque las Clarisas Pobres pueden no ser ampliamente reconocidas debido a su vida de clausura, su servicio habla en voz alta. Hacen a los pobres “ricos”, no con dinero, sino con la riqueza espiritual de la oración. Su devoción desinteresada a la oración y la contemplación es un testimonio del poder de la fe y su impacto en la sociedad. Sor Agnes Mupunga, ex Madre Abadesa de las Hermanas Clarisas Pobres en Waterfalls, Harare, Zimbabue, destacó las raíces de las intenciones de oración que reciben de parte de varios residentes. “Esta tradición comenzó con la misma Santa Clara, que rezaba por los enfermos y curaba a muchos”, afirmó Sor Mupunga. A pesar de su estilo de vida contemplativo, las hermanas siguen comprometidas con el mundo a través de la oración, con su misión centrada en interceder por la Iglesia y la comunidad global. Sus puertas permanecen abiertas para todos aquellos que buscan su apoyo en oración.
Un mensaje de esperanza
En un mundo lleno de desafíos e incertidumbres, las Clarisas Pobres de Waterfalls ofrecen un mensaje de esperanza. Su dedicación a la oración y la contemplación recuerda al mundo que siempre hay una fuente de consuelo y fuerza, incluso en medio de las turbulencias. Dominic Anderson Beharry, un parroquiano de los mártires ugandeses Mufakose, Harare, compartió su testimonio del impacto de las Hermanas Clarisas Pobres en su vida. “A mi difunta esposa le diagnosticaron cáncer y necesitaba 700 dólares cada martes para la quimioterapia, que no podía pagar”, recordó. “Fui a ver a las Hermanas Clarisas que rezaban conmigo y me consolaban. Todavía es un misterio que desde entonces mi esposa nunca se haya perdido una sesión de quimioterapia”. Como nos recuerda el Papa León XIV: “Nuestro mundo, herido por la guerra, la violencia y la injusticia, necesita escuchar el mensaje evangélico del amor de Dios”. Las Clarisas Pobres de Waterfalls están viviendo silenciosamente ese mensaje.