El Dicasterio para las Iglesias Orientales


Es el dicasterio de la Curia romana que se ocupa, en nombre del Papa, de todas las Iglesias católicas orientales, desde Oriente Medio hasta Europa del Este, pasando por la India, y de todas las comunidades hijas de estas Iglesias repartidas por muchos territorios de la diáspora, tanto en el continente americano como en Europa, Australia y Oceanía.

Alessandro Di Bussolo – Ciudad del Vaticano

El Dicasterio se ocupa, en nombre del Papa, de todas las Iglesias católicas orientales, desde Oriente Medio hasta Europa del Este, pasando por la India, y de todas las comunidades hijas de estas Iglesias repartidas por muchos territorios de la diáspora, tanto en el continente americano como en Europa, Australia y Oceanía. El prefecto es el cardenal Claudio Gugerotti y el secretario, el arzobispo Michel Jalakh.

Breve historia

En 1573, el Papa Gregorio XIII instituyó la Congregatio de rebus Graecorum, a la que se le encomendó la tarea de seguir la vida de los católicos de rito bizantino o griego, pero también de promover la fe entre los demás cristianos de Oriente. En 1862, san Pío IX, dentro de la Sacra Congregatio de Propaganda Fide, erigió, con tareas similares, la Congregatio de Propaganda Fide pro negotiis ritus orientalis. En 1917, el Papa Benedicto XV, con el Motu proprio Dei providentis, creó la Congregación para la Iglesia Oriental, y en 1967 san Pablo VI, con la Constitución apostólica Regimini Ecclesiae Universae, modificó el nombre por el de Congregación para las Iglesias Orientales. En 1964, san Pablo VI publicó el decreto Orientalium Ecclesiarum, y en 1990, san Juan Pablo II, el Código de Cánones de las Iglesias Orientales. En 2022, el Papa Francisco, con la constitución apostólica Praedicate Evangelium, modificó el nombre por el de Dicasterio para las Iglesias Orientales.


La entrada de la sede del Dicasterio para las Iglesias Orientales, en un edificio de la Via della Conciliazione.

Competencias

El Dicasterio, según la Constitución apostólica Praedicate evangelium, se ocupa de los asuntos que conciernen a las Iglesias católicas orientales sui iuris. Dado que algunas de ellas, especialmente las antiguas Iglesias patriarcales, tienen una tradición antigua, el Dicasterio examinará qué cuestiones relativas al gobierno interno pueden dejarse en manos de los Dicasterios vaticanos competentes, como excepción al Código de Cánones de las Iglesias Orientales. El Dicasterio es competente en todas las cuestiones propias de las Iglesias orientales que son competencia de la Santa Sede, tales como: la estructura y el orden de las Iglesias; el ejercicio de las funciones de enseñar, santificar y gobernar; las personas, su estado, sus derechos y deberes. Por lo tanto, ejerce sobre las eparquías, los obispos, el clero, los religiosos y los fieles de rito oriental las facultades que los Dicasterios para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, para los Obispos, para el Clero, los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica y la Educación católica tienen respectivamente sobre las diócesis, los obispos, el clero, los religiosos y los fieles de rito latino. 

El Dicasterio sigue con atención a las comunidades de fieles orientales que se encuentran en las circunscripciones territoriales de la Iglesia latina, llamadas «de la diáspora». Provee a sus necesidades espirituales por medio de visitantes y también mediante una jerarquía propia, cuando el número de fieles y las circunstancias lo exigen, después de haber consultado al Dicasterio competente para la constitución de Iglesias particulares en el mismo territorio. En las regiones en las que, desde tiempos antiguos, prevalecen los ritos orientales, el apostolado y la acción misionera dependen exclusivamente de este Dicasterio, aunque sean llevados a cabo por misioneros de la Iglesia latina. El Dicasterio tiene competencia territorial, incluyendo también a los fieles latinos, sobre las siguientes regiones: Egipto, Eritrea y Etiopía del Norte, Bulgaria, Chipre, Grecia, Irán, Irak, Líbano, Israel, Palestina, Siria, Jordania y Turquía.

En el Dicasterio está presente la Comisión Especial para la Liturgia, con la tarea de salvaguardar el patrimonio litúrgico del Oriente cristiano. Además, la Comisión Especial para los Estudios sobre el Oriente Cristiano, la Comisión Especial para la Formación del Clero y los Religiosos, que promueve la formación de los estudiantes orientales en Roma. Por último, la ROACO (Reunión de Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales), un comité que reúne a las agencias-obras de varios países del mundo, que se comprometen a prestar apoyo financiero en diversos ámbitos, desde la construcción de lugares de culto hasta becas de estudio, pasando por instituciones educativas y escolares y aquellas dedicadas a la asistencia sociosanitaria. Está presidida por el Prefecto de la Congregación y tiene como vicepresidente al Secretario del Dicasterio. Además de la Catholic Near East Welfare Association, Cnewa, y la Pontificia Misión para Palestina, en Estados Unidos, forman parte de ella agencias que recaudan ayudas en Alemania, Francia, Suiza, Países Bajos y Austria. El Dicasterio, que tiene la tarea de promover el amor por Tierra Santa, envía cada año a todos los obispos una Carta Circular sobre la Colecta para Tierra Santa, con el fin de sensibilizar a los fieles sobre la ayuda espiritual y material a favor de las comunidades y entidades católicas presentes en la tierra de Jesús, y por la que se invoca el don de la paz.


Un detalle de la capilla del Dicasterio para las Iglesias Orientales.

Recuperar el sentido del misterio del Oriente cristiano

Así lo subrayó el Papa León XIV, al reunirse con los pastores y fieles de las Iglesias católicas orientales con motivo de su Jubileo, el 14 de mayo de 2025: «La Iglesia los necesita. ¡Cuán grande es la contribución que el Oriente cristiano puede darnos hoy! ¡Cuánto necesitamos recuperar el sentido del misterio, tan vivo en sus liturgias, que involucran a la persona humana en su totalidad, cantan la belleza de la salvación y suscitan el asombro por la grandeza divina que abraza la pequeñez humana!». Gracias a ustedes, «queridos hermanos y hermanas de Oriente, de donde surgió Jesús, el Sol de justicia, por ser “luces del mundo”», concluyó, deseando que las Iglesias orientales sigan siendo «ejemplo» y que los pastores promuevan «la comunión, sobre todo en los Sínodos de los Obispos, para que sean lugares de colegialidad y de auténtica corresponsabilidad».



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