Castel Gandolfo – El papa León XIV presidió este 15 de agosto la Misa con motivo de la solemnidad de la Asunción de la Virgen María en la Parroquia Pontificia de San Tomás de Villanueva de Castel Gandolfo, donde permanecerá hasta el próximo martes.
En su homilía, subrayó que “en María de Nazaret está nuestra historia, la historia de la Iglesia inmersa en la humanidad común”, destacando el valor del “sí” de María como ejemplo de confianza, entrega y esperanza para toda la Iglesia.
El Santo Padre recordó que, aunque celebramos la victoria de Cristo sobre la muerte, esta victoria no se da sin nuestra participación. “En la cruz, Jesús pronunció libremente su ‘sí’ al amor del Padre, venciendo la muerte. Y María estaba allí, unida a su Hijo, permaneciendo firme”, afirmó. Según el Pontífice, María representa a todos los creyentes que, aun frente al miedo, la incertidumbre y las dificultades, deciden responder con fidelidad al llamado de Dios.
Comentando el Evangelio de la Visitación, el Papa León XIV destacó que el encuentro entre María e Isabel es un momento crucial en la historia de la salvación. “Dos mujeres, movidas por la fe, se sostienen y se ayudan mutuamente. El Magníficat de María sigue iluminando la vida de los humildes y de quienes confían en el Señor”, explicó. La homilía recordó que la alegría y la esperanza que surgen de la acción de Dios se expresan en gestos concretos de fraternidad, solidaridad y compromiso con la vida.
El Pontífice advirtió sobre el riesgo de una fe que envejece y se apaga cuando predominan las comodidades y el bienestar material, e invitó a “elegir la vida” con valentía y confianza, aun cuando parezca peligroso. Reiteró que, como discípulos de Cristo, no debemos pensar en nuestros propios intereses, sino en el bien común.
“Es su amor el que nos impulsa, alma y cuerpo, en nuestro tiempo. Como individuos y como Iglesia, ya no vivimos para nosotros mismos. Es precisamente esto —y sólo esto— lo que hace que se difunda y prevalezca la vida. Nuestra victoria sobre la muerte comienza desde ahora”, concluyó el Papa León XIV.